martes, 22 de agosto de 2017

SANTA ROSA ES UNA SANTA PERUANA

SANTA ROSA DE LIMA, ES UNA SANTA LIMEÑA Por JORGE MARIATEGUI 1ROSTRO DE SANTA ROSA DE LIMA OBTENDO POR UN GRUPO DE ODONTÓLOGOS Y ANTROPÓLOGOS DE PERU Y BRASIL Cuando tú quieras enjuiciar o solo leer un hecho histórico sucedido antes que nacieras, tienes que viajar mentalmente, al año, siglo o época en que ese hecho sucedió. Por lo tanto no puedes juzgar a nadie ni a nada, sino lo haces. Isabel Flores de Oliva vivió en Lima entre 1586 y 1617 o sea en el siglo 16. Se fundó Lima en 1535. En el siglo XV o 15. Durante este siglo el espíritu descubridor, guerrero de cientos de españoles y de otras nacionalidades europeas, habían guerreado en el territorio de la joven nación del Piru, más tarde Perú por gobernar. Es decir el escenario luchador y sangriento de Europa lo transportaron a América y especialmente en Perú. El joven Almagro asesinó a Francisco Pizarro, en venganza porque el hermano de Francisco mató a Almagro el viejo en Cusco. Tuvo EL Rey de España Carlos V que enviar a un Pacificador La Gasca, que en la Batalla de Chupas, mató a Almagro el Jóven. Muerto el perro se acabó la rabia. Durante la vida de Isabel de Oliva gobernaron los virreyes Fernando Torres y Portugal (1585-1590). El octavo virrey García Hurtado de Mendoza (1590-1596) El Noveno virrey Luis de Velasco y Castilla (1596-1604), el décimo Virrey Gaspar de Zúñiga Acevedo y Velasco (1604.1606), Juan de Mendoza y Luna, Marques de Montesclaros (1607-1615), undécimo virrey. Y el doceavo virrey Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache (1615-1621). Virrey que creo una casa de reclusión para hechiceros. Gobernaba en España el Rey Felipe III A 1700 los conventos limeños tenían una población de 3443 monjas en 6 cenobios monacales según el cronista BERNABÉ COBO. En 1889 Pablo Patrón escribe que había 4397 monjas en seis conventos en Lima. En 1574 la población de Lima era de diez mil personas En 1615 la población aumentó a 26, 087 individuos. Las calles eran empedradas, y las veredas tenían 80 centímetros de ancho. La población limeña se movilizaba en calesas y a pie Lima era una ciudad virreinal, que recién se construía, pero que ya estaba la INQUISICION, y ya se había quemado al francés, Mateus Saladus, que vivía en las ruinas que lleva su nombre Mateo Salado en Jesús María. TODO Lima iba a las cuatro iglesias que ya se habían levantado. Los altares de cada orden religiosa los estaban engalanando y llenando de oro. En España gobernaba como dije Felipe III. Estos reyes tuvieron mucho cuidado con estas tierras peruvianas, porque el oro les llegaba en carabelas, y en 1700 el oro desestabilizo la economía europea y les produjo una crisis que duró mucho tiempo. La ciudad de Lima, y Trujillo, y Cajamarca, y Cusco eran unas ciudades muy religiosas, que tenían muchas fiestas religiosas trasmitidas desde España. Las procesiones ya salían a las calles, y los monjes salían a pedir limosnas para sus iglesias, vestidos con sus hábitos y sombreros muy especiales, que hacía de Lima una ciudad cosmopolita. Francisco Pizarro había traído 400 moras, mujeres que llegaron tapadas, y se casaron con los españoles e hijos de españoles, para mantener la raza. Las moras influyeron en la arquitectura e influyeron en la construcción de las casas limeñas, con zaguán, patio, salas, comedores, y habitaciones. Al fondo una huerta y habitaciones para la servidumbre y corrales. Las moras crearon a las tapadas limeñas, e inventaron las mazamorras. Los sacerdotes, salían a las calles a conquistar feligreses, la mayoría eran españoles, y pocos criollos. A las seis de la mañana se rezaba el Rosario de la Aurora, y empezaban las misas hasta la una. Cerraban las iglesias y las volvían a abrir a las 4, después de la siesta, y las cerraban a las 6 de la tarde que oscurecía en Lima y se alumbraban las calles y las casas con antorchas. Las velas de cera también se usaban dentro de las casas. La población se acostaba temprano porque se levantaba temprano. Se tomaba desayuno como a las once, con pastitas e infuciones. La servidumbre salía a los mercados a comprar los víveres, para las comidas y bebidas. Había vendedores ambulantes. Bebían mucha chicha de jora, hasta que llegó la cerveza. Las mujeres salían a la calle tapadas, a hacer de las suyas. A conquistar extranjeros que venían a casarse con las hermosas limeñas. El clima siempre fue desigual. En Verano mucho sol y calor y en invierno mucho frio y garua. No había primavera ni otoño. En la tenue primavera florecían las flores y en otoño se caían las hojas de los árboles en casas y en las calles. En este ambiente nació Isabel, y cuando ella despertó la gente especialmente las mujeres rezaban en las iglesias mañana y tardes. No tenían otra cosa que hacer. No estudiaban. Eran unas ignorantes. Las noticias las traían los papas, los hermanos o los religiosos, que eran diariamente invitados a comer los alimentos a las horas concertadas. Nadie almorzaba a la una como hoy. Noticias del gobierno se leían en bandos en algunas esquinas de la Plaza de Armas, que ya jugaba un especial significado. Era el lugar de donde se sacaba el agua. El lugar donde la servidumbre se hablaba y se enamoraba. Era el lugar donde se veían las jóvenes mujeres con caballeros criollos y visitantes extranjeros. Era el lugar de las procesiones y del comercio, alrededor se pusieron los primeros ambulantes que se llamaron las tiendas “los cajones de Rivera”. No había imprenta en Lima, llegó en 1586 con el italiano Antonio Ricardo al Convento de los Jesuitas, subrepticiamente. A las seis de la mañana entraban los pescadores vendiendo el delicioso pescado del Callao y más tarde en Chorrillos. También se vendía en la calle Pescadería al costado del primer palacio de gobierno. Los animales se beneficiaban al costado en esa calle que sube a la Iglesia de San Francisco, le llamaban…… Las limeñas eran muy curiosas, por eso salían a pasear diariamente en las mañanas, después de la misa. Salían los maridos a trabajar, no eran muchos, salían al campo a ver sus chacras. Nadie estudiaba, no había colegios. La universidad se fundó en 1551. Los curas eran los letrados. Estaban prohibidos los libros. Había un INDEX para comprar y leer. Pero los barcos traían de contrabando libros y muchas cosas más. Las mujeres descansaban en las tardes en hamacas, tocaban guitarra y cantaban, y componían versos. Conversaban y chismoseaban en las reuniones o soares en cada casa. No había periódicos, pero si, muchos libros de contrabando. Los viajes a España duraban ocho meses. Isabel sabía leer tocaba guitarra como buena limeña, y componía canciones. Los curas decían que era muy inteligente y muy hermosa. Era blanca de pelo rubio natural, de una belleza angelical. Tenía mucho garbo, era vivaracha pero era muy pegada a la iglesia. Por lo general las limeñas se casaban y traían hijos al mundo. El promedio de vida era entre 50 y 60 años de edad. Isabel iba a la iglesia de Santo Domingo y allí sobre una alfombrilla, porque no había bancas, rezaba por horas sin cansarse. Salía con Rosa que era una nativa peruana que le pusieron sus padres para acompañarla. Rosa nativa peruana, sabía los secretos de cada yerba, que le enseñó a Isabel a aplicarla en infusiones o sobre la piel de los enfermos que encontró botados en las calles. Había un hospital de mujeres, otro de varones y los caciques hicieron uno en los Barrios altos, pero los negros se morían en la calle o en el campo. Estoy seguro que Isabel llevó a muchos negros a su casa que quedaba en la hoy Avenida Tacna, donde estuvo su casa de casi una manzana, y hoy es el Convento que lleva su nombre. Allí Isabel se construyó un cuartito en el jardín donde leía las obras de las santas europeas como Santa Catalina de Siena y San Francisco de Asís, que ayunaban y se flagelaban. Bordaba, escribía y tocaba su guitarra con lindas melodías que ella componía en homenaje a Jesús. Sin duda los dominios le alcanzaron la Vida de San Francisco de Asís, y los de los que copio sus sacrificios de ayunar hasta por muchos días, dicen unos que 40, y leyó sobre los castigos a su cuerpo, los látigos eran unas cuerdas de cuero y muchas con puntas de metal, con las que se golpeaba la espalda, como Jesús. Dormía con una piedra por almohada y en una cama rustica, sin duda de pellejos, que sus padres la reprendieron por eso. Ella les contaba eso a las curas, quienes en número de seis la confesaban y conversaban con ella. Dice el historiador Mujica, que cuando se murió Isabel, se acabaron los látigos en Lima, y que todas y todos empezaron a flagelarse. Isabel curaba con yerbas, y los enfermos se mejoraban. Y entre el pueblo se pasaron la voz en la chismosa Lima, y la empezaron a conocer. La población era pequeña. En las iglesias se conocía todo Lima, y se invitaban a sus casas a conversar, Las santas y santos europeos rezaban, hacían ayunos y se flagelaban, algunos con azotes de cuero, otros con cadenas de metal, o con puntas de metal. Era la época en que Isabel dejaba huellas en su cuerpo, en su espalda. Así lo confirman las libretas de sus seis confesores dominicos, que las enviaron a Roma para la santificación de Isabel. Todo el Perú era católico. Todo el Perú iba a misa y a todas las manifestaciones religiosas que los monjes y monjas inventaban para que los nativos se conviertan. En un mundo donde tus padres hermanos, tíos y parientes cercanos y sirvientes, eran católicos, tu no podías ser otra cosa. Te bautizaban te confirmaban, hacías la primera comunión y te daban la extremaunción. Vivías rezando en tu casa en las iglesias. Escuchaban las homilías de los mejores oradores. Aquí en Lima se creó el Sermón de las TRES horas, para que lo sepas. Había tantos días de fiestas religiosas, que nadie trabajaba. Los sacerdotes de Santo Domingo donde nacieron tres santos peruanos, eran orgullosos de la feligresía. El Papa les dio muchas atribuciones. Isabel rezaba con veinte jóvenes en la Capilla de Nuestra Señora del Rosario, y juntas se amanecieron rezando para que un pirata, no destruyera Lima. Pero cuando Isabel se murió y se enviaron los documentos necesarios e indispensables, para buscar que Isabel se convierta en Beata, los curas de Santo Domingo, recluyeron a las 19 amigas de rezo y también candidatas a la beatificación, las escondieron y les crearon unos beaterios, como cárceles, para que no se “atrevan” a venir a distraer a las autoridades romanas, de la beatificación de Isabel. Allí nació, creció, e hizo temblar a la pecadora Lima, y convertirla en la sede de la religiosidad latinoamericana. Los dominicos y demás órdenes religiosas, influyeron tanto viajando a Roma, consiguiendo conversaciones con dos papas, hasta que el PAPA; LA BEATIFICO, Y LA CONVIRTIÓ en Santa Rosa de Lima, de América Latina y de muchos países a nivel mundial. Santa Rosa fue elevada a los altares de todas las iglesias del Perú. Después que la beatificaron en 1688 por el Papa Clemente IX. Donde usted viaje y entre a una humilde parroquia o a una catedral allí estará una estatua de San Rosa o estará una pintura colonial de ella. En esta Lima chiquita cuya población no llegaba cien mil nació y se desarrolló Isabel. Los curas dominicos, que tenían a su cargo la Inquisición temida por los peruanos, eran los propagadores de la cristiandad. Las homilías dentro de las misas, eran temerarias, acusaban al pueblo de pecador y gritaban, y exasperaban a la gente que cada día venia más a las misas. Los amenazaban con el diablo, con el infierno. Los pintores coloniales, engalanaron con su arte la vida de santos, que estaban en los patios de las iglesias. Y dentro de las iglesias, las iglesias del Perú se llenaron de cuadros de los santos europeos. Los ricos peruanos dieron los diezmos, las limosnas, y los millones de pesos para construir iglesias, o altares, y más tarde para donar los cuadros de las escuelas cuzqueñas de pintura a las iglesias. Los curas salían a la calle y además de pedir limosna, hablaban con el pueblo, y a los que estaban recelosos, los convertían. En un ambiente de rara cristiandad vivió esta Santa Peruana que junto a San Martín de Porras, al Beato Masías, a Francisco Solano (español), dio brillo al Convento y santuario de la Iglesia de Santo Domingo, donde están enterrados. Estos santos peruanos, han caminado y respirado donde usted que me lee camina, respira y visita esta iglesia y las demás y por las calles que existen hoy día. . He demostrado y ambientado la época en que vivió Isabel de Oliva convertida en Santa Rosa de Lima. Usted después de leer estas líneas, no puede decir que Santa Rosa era una loca, descarriada, que no tuvo novio, que no hablo con los animales, que no curo a docena de enfermos pobres. Y cuando murió en la casa de su padrino Maza en la que es hoy Iglesia de Santa Rosa de las Monjas, Lima entera no la dejó salir por varios días, porque todos querían un pedazo de su túnica con la que se enterró, le robaron un dedo, como reliquia. La sacaron a media noche, y la enterraron en el patio de Santo Domingo y cerraron la iglesia para que los fieles no vayan a robarla. El virrey su esposa, las autoridades civiles, militares y eclesiásticas asistieron a las ceremonias en su nombre, y hay cientos de testigos, que pueden dar fe de su comportamiento santo, y de su cota vida y su entrega a Jesús, su esposo y salvador. Chaclacayo, 22 de Agosto del 2017