jueves, 5 de julio de 2018

HOY ES EL DIA DEL MAESTRO

dano común y corriente que paso por una escuela, colegio, instituto o universidad, tienen el recuerdo, hoy de uno, varios o muchos profesores, que marcaron en su momento su vida. Estaba en el colegio Decroly en Lince, donde el Directo Señor TASSA, siempre, en el patio nos ilustraba sobre los grandes acontecimientos peruanos. Recuerdo que es una pizarra negra, con un atril sostenida, nos explicaba la Batalla de Angamos. Con tizas de colores iba bombardeando las naves peruanas y chilenas, y con voz fuerte y altura da, iba contando los acontecimientos. Yo tenía 6 años y esa batalla me impacto. En este mismo colegio en el tercer piso tenía a su cargo el salón la Señorita Lola. Las clases eran en la tarde. Ya todos estábamos sentados, y sentíamos los tacos que calzaba la profesora subiendo los escalones. Todos callados. Ella venia de atrás y pasaba al costado de la clase, y se daba vuelta en el pupitre y Buenas tardes alumnos. Buenas tarde señorita Lola gritábamos. Siempre llevaba una manzana. Se mostraba como una persona correcta, vestida sobriamente, el cabello ordenado tomado por sus prendedores. Nunca uso maquillaje., Su cara limpia, seria y fea. Otras veces la Señorita Lola, llevaba un chocolate rojo en triángulo, que los ponía donde ponía la manzana, era uno u otro. Unas veces le dejábamos o chocolates o manzanas, que las recibía con mucho gusto, nunca nos dijo NO. Sus clases eran entretenidas y nos enseñaba según el horario los cursos que solo ella los dominaba. No teníamos otro profesor. Nos enseñaba desde dibujo, historia, geografía y castellano. Hasta matemáticas y el Niño y la salud. Cada hora paraba para pedir sacar los cuadernos del horario, y empezábamos a escribir. Ella primero hablaba y explicaba. Paraba y preguntaba si teníamos alguna duda, y enseguida nos dictaba. Todos eramos ordenados y copiábamos. Nadie hacia bulla, nadie gritaba, nadie se aventaba avioncitos. Las clases eran casi perfectas. Y cuando daban las 4 de la tarde, una campana anunciaba que las clases habían terminado y La Profesora Lola se ponía de pie, se despedía y salia bajando los escalones. Ella para nosotros era así como un ser que sabia mas de lo que nosotros podríamos saber. Siempre nos enseño cosas nuevas todos los días. Tengo su imagen seria, sin sonrisas. Con voz clara que ocupaba todo el salón nos explicaba. Nunca le preguntamos...señorita repita, señorita qué ha dicho. Todo lo entendíamos. A mitad de las 4 horas de la tarde, ella comía o su manzana o su chocolate "donofrio". Se acabó la primaria y cada uno se fue a diferentes colegio a seguir "la media". Después de muchos años, con la Señorita Lola, nunca mas la vi, nunca la encontré como muchas veces en la calle, camino al mercado, o en una bazar comprando cosas., pero ella La señorita Lola, me enseño a hablar, a escribir, me descubrió el Perú, aprendí como se llamaban los otros países de América Latina. Me enseño a sumar, restar y multiplicar, y también me enseño a rezar, poque la religión era una materia de educación. Muchos de los niños que formamos el salón los encontré en secundaria, y otros tantos en la universidad, y mas tarde en empresas y entidades estatales, de los cuales recibí favores, para tramitar documentos personales. La señorita Lola crió y educó a docenas de niños, e hizo de nosotros unas personas útiles en la sociedad. De la Señorita Lola tengo los mejores recuerdos de su seriedad de su sapiencia y de su inteligencia. Le estoy a la Señorita Lola, muy agradecido por que forjo mi personalidad y me enseño buenos modales y me descubrió el mundo universal que me rodeaba.

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