jueves, 22 de junio de 2017

LA NOCHE MAS LARGA DEL MUNDO

LA NOCHE MÁS LARGA DEL MUNDO Ayer 21 de Junio (2017), fue la noche más larga del año. Y fui testigo de probarla. Después que no me intervinieron porque el quiste de grasa no estaba en la superficie de mi cuerpo. Salí feliz y me regrese muy contento a Chacla. Gladys me acompañó, y yo salí tan feliz del Rebagliati. Hoy recibí a mis amigos Del Río-Gaviola, amigos del Imarpe. Gladys me trabo una carapulcra, pero que carapulcra, cuando en la noche le di a probar a Gaby una gourmet. Me dijo “nunca he comido una carapulcra tan sabrosa” y yo en 81 abriles, en Chincha donde las negras se vanaglorian de la mejor sopa seca y carapulcra, con un vaso de vino. Nada que ver. La carapulcra de Gaby del Río no tiene parangón ni en “la divina Comida”, programa de los sábados en RPM. Bueno anoche me desperté a las 4 de la madrugada, y dije me voy a quedar hasta que amanezca, y así fue. Me puse a buscar los mejores intérpretes americanos de los 30, y apunte a veinte de los mejores, de los cientos de cientos de americanos y americanas, cantantes neoyorquinos. Para que me hagan un nuevo UCB y deleitar a los amigos que vienen a visitar. Y encontré a una morena gordilla ella, portuguesa que cantaba en su idioma, dos horas. Acompañada por una orquesta de una docena entre tres guitarristas, un bongosero, un clarinetista, un violista. Todos maestros que acompañaban a la Grande Cesárea. Ella es una negra de 80 años, con un cutis sin arrugas, con una nariz respingada, y el cabello lleno de trencitas, bajita, regordeta, que apenas se sonríe, y que todas sus docenas de canciones las termina muy seria. Un auditorio enorme con más de dos mil personas, que la silbaban, aplaudían a rabiar. A mitad del espectáculo, se sentó mientras su orquesta nos deleitaban con una pieza musical. Se fumó su cigarro y se bebió su vaso con agua. Y se paró y siguió cantando. Yo abrí mis cortinas y eran las cinco y treinta, el cielo negro, y una lluvia copiosa, que refrescaba los árboles, que rodean mi casa. Y la Cesárea cantaba “bésame mucho” en español, y la gente rabiaba de oírla, yo también. Cuando a las 6 y 13 insólitamente se abrió el cielo y se puso celeste. La lluvia paró. Y fueron instantes de quietud. Ni una hoja se movió, y el cielo cambio a “pansa de burro”. Cesárea termino su concierto entre gritos y aplausos, y yo no la veré mas porque se murió, cantando, en otra oportunidad. Fue una ocasión sin igual. Que pude ver el amanecer a las 6 y trece minutos, cuando aquí en Chaclacayo amanece a las 5 de la mañana, pero la noche, fue la más larga, y yo la sentí y la vi, y dije, mejor me acuesto, porque tengo que preparar un acompañamiento para esa carapulcra que llego a las 12, cuando mis amigos Del Río-Gaviola, me cambiaron la vida con su visita.

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